lunes, 18 de enero de 2010

Fin de la Segunda Etapa: Proceso de cura y sanación


Ya me encuentro en Lima a 3 días desde que abandoné "Supaychacra", lugar donde permanecí 47 inolvidables días. Todavía me estoy reacostumbrando a la vida convulsionada de la ciudad, en especial Lima que es una de las capitales más grandes del cono Sur. Lo favorable es que me encuentro en un barrio muy pintoresco y tranquilo, Barranco, muy bueno para hacer una reflexión de lo que fue mi proceso chamánico. He decidido no entrar en detalles de conclusiones, visiones, procesos, etc ya que eso prefiero guardarmelo y dejarlo bien adentro de mi corazón y alma. Pero en cuanto a lo más superficial, puedo contar que al principio me costo mucho adaptarme a la vida en la Selva. A tener que cocinar con carbón y darme la paja de estar cagado de calor al lado de las brasas para calentar un misero almuerzo. Otra cosa que costo al principio es tener que renunciar a las comodidades, tener que cagar en letrina y luchar con los zancudos que te hacian chupete mientras uno obraba como cualquier mortal, acostumbrarme a la humedad que cada vez me iba manchando poleras, sombrero, riñonera, pasaporte, etc. Otra cosa bien dura fue cuando me dio "dermatitis alergica" producto de las inumerables picadas de zancudos. Me asuste "N" pq uno tiene en la retina muchos parasitos que introducen estos insectos al torrente sanguineo. Pero independiente de esto, lo bueno es la satisfacción personal y espiritual que logré en la Selva. Me siento distinto, más seguro de mi mismo, con muchos objetivos por querer trazar, en vías de buscar la felicidad y la satisfacción personal en la vida.
Si llegué o no al Satori prefiero dejarlo a la imaginación o, mejor dicho, a la intuición de quien lee, lo único claro es que estos casi dos meses, marcaran un antes y un después en mi vida, que de seguro ire descubriendo más hitos a medida que transcurra mi vida.





Lo otro que debo destacar, antes de que la abulia de escrbir me gane, es el hecho de todas las lindas personas que conocí en este camino, desde empleados de Supaychacra, Clientes o Pasajeros, hasta de las vendedoras del mercado y rotiserías. Siento que eso me reconoforta un montón, por que sé que con mucho de estas seguira enriqueciendose una amistad pura y transparente, lo que uno siempre a idealizado en la vida.













Para despedirme, no me queda más que seguir agradeciendo el profesionalismo y el cariño entregado por mi chamán y amigo Agustín Rivas ( Viejo). Hay pocas personas a las que admiro y él es una de ellas. Gracias Maestro.



Y ahora a puro disfrutar lo que resta de viaje hasta llegar a mi Chilito.